Archivo mensual: octubre 2021

Crónica Sitges 2021 (V): El poder de la carne

Vamos a optar por empezar a ahorrar rollo con respecto a las películas que nos han dejado fríos o fritos, y que empiezan a ser un puñado en esta segunda semana del festival. Por ejemplo, Bob Cuspe – Nós Não Gostamos de Gente, un nuevo stop-motion con buena técnica pero sólo apto para fans del autor de cómics al que homenajea, dado que adolece de falta de escenarios y personajes, lo que la hace caer en la monotonía, rematada por una trama bastante redundante. O Luzifer, un relato de dos personajes aislados en la montaña y en su cerrada espiritualidad, que cuenta con unas actuaciones contundentes en su fisicidad y en lo enfermizo de sus dinámicas, acompañadas de un entorno imponente, pero que está planteada como un auténtico reto para el espectador, para quien la verdadera prueba acaba siendo el simple hecho de aguantar la aridez del metraje hasta el final de la proyección. También vimos Knocking, una pieza minimalista bien ejecutada, pero que acaba siendo un artefacto para lanzar el eslógan ‘yo sí te creo, hermana’, y que nos despierta la inquietud sobre por qué no nos funcionan este tipo de propuestas; la respuesta, pensamos, es tal vez el hecho de que estén construídas con la misión principal de transmitir un mensaje político, ideológico, ético o moral, más que el de contar una historia de la cual el espectador pueda extraer ideas propias. Para acabar con esta batería, Seance, que pese a contar en la dirección con el guionista Simon Barrett (You’re next -2011-, The guest -2014-), resulta una propuesta formulaica, con protagonistas sin carisma y con perenne cara de asco, giros sin gracia, escenas que pierden la fuerza por la boca… Un intento de terror de internado, en cuyas instalaciones no apetece quedarse…

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Crónica Sitges 2021 (IV): La cumbre está a la mitad

Es lo que tienen los festivales: seleccionas algunas películas porque piensas que te van a volver loco, y luego no te parecen para tanto; luego otras que tenías por rellenar pese a la mala pinta, están la mar de bien; y aquellas sobre las que no albergabas especiales expectativas, pueden convertirse en tus favoritas. Es lo que nos pasa cuando asistimos por la mañana a Beyond the infinite two minutes de Junta Yamaguchi, en la que un tendero se enfrenta al descubrimiento de que puede verse en una cámara dos minutos en el futuro. La película está hecha con medios escasísimos (si nos hicieran apostar, diríamos de hecho que es una producción amateur), pero resulta uno de esos casos en los que el talento consigue suplir cualquier carencia. Beyond the infinite… se hace fuerte en sus limitaciones gracias a un guión inteligentísimo y a una muy cuidada puesta en escena. Es graciosa, una estupenda historia de ciencia ficción minimalista, y genera en la sala vibraciones similares a las de aquella ovacionada proyección de One cut of the dead (Shinichirô Ueda, 2017) hace un par de años. Aquella cinta celebraba el proceso y la pasión volcada al hacer una película por modesta que fuera, y esta es una muestra incontestable del resultado cuando se aplica esa pasión con talento.

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Crónica Sitges 2021 (III): Mundos que están en éste

El fin de semana llega a Sitges, y las salas empiezan a llenarse en serio. Afortunadamente, hemos podido asegurarnos unas cuantas entradas para el Auditori, y hoy abrimos fuego con lo nuevo de Mamoru Hosoda, Belle. Hosoda, que este año recibe el Gran Premio Honorífico del festival, continúa indagando en temas como los mundos paralelos -aquí en forma digital, como ya hiciera en Summer Wars (2009)- y la bestia como trasunto de personajes rechazados, incomprendidos, pero también luchadores. En esta ocasión referencia más que nunca a la animación occidental (La bella y la bestia de G. Trousalde y Kirk Wise, 1991), pero mantiene su visión propia de lo clásico y lo moderno, así como de la evolución de personajes. Belle aúna un estilo de dibujo más tradicional en su mitad ‘real’, mientras que recurre al cell-shading para representar el mundo digital de «U» en el cual se sumerge la joven protagonista, y consigue un resultado visual despampanante en cada cuadro. Si bien no es seguramente la película más redonda de Hosoda, sí es una de las más elaboradas a nivel temático, y lanza un par de ideas sobre la relación entre lo virtual y lo real, sobre la búsqueda de la identidad y nuestra relación con el mundo, que ya querrían propuestas aparentemente más complejas. Unos momentos humorísticos por aquí, unas gotas de emoción por allá, y el anime más imaginativo triunfa de nuevo.

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