Todo movimiento, tendencia, moda o sistema viene siempre acompañado de su contra. Y, aunque hayamos comprado (sic) al cien por cien el modo de vida capitalista -porque esto va más allá de lo económico-, desde sus mismos inicios el sistema ha sido cuestionado, ya sea de forma mayoritaria o marginal. Un cuestionamiento necesario en cualquier caso, y más a la vista de que sus maneras distan mucho de ser perfectas. Hoy, a raíz del último programa de ASMR, que trata sobre el tema, lanzamos tres propuestas que rehúsan dar visiones idílicas sobre el capitalismo:
Octubre (Sergei M. Eisenstein y Grigori Aleksandrov, 1927)
Resulta difícil hablar de anticapitalismo sin sacar a colación el cine vanguardista ruso de los años veinte. Y aunque El acorazado Potemkin (Eisenstein, 1925) sea tal vez la película más popular de esta corriente, nada más ilustrativo que el relato de la propia Revolución Rusa, acaecida entre febrero y octubre de 1917. Las ideas de Eisenstein sobre el montaje son llevadas aquí hasta el paroxismo, y aunque el trayecto completo puede ser algo árido de ver, lo cierto es que toda la primera hora es un milagro cinematográfico que quita el hipo por su elaboración. Cómo no, aquí lo importante son las ideas y las masas populares, no la individualidad. Los pros y contras del sistema que instauró la URSS como alternativa al capitalismo ya serían cuestión para debatir aparte.