Archivo mensual: marzo 2014

Need for speed

En las primeras curvas, todo va bien. «Need for speed» ofrece lo que debe ofrecer, incluso con mejores resultados de lo esperado (tal vez las expectativas son muy bajas en este tipo de producto, que suele venir con toda la caballería crítica echada encima). Se atreve a componer algunos instantes con cierta poética -aunque sea una poética bañada por el metal cromado de las carrocerías. Cuando empieza la acción -ni pronto ni tarde, en su justo momento-, es resultona, bien rodada aunque no siempre todo lo clara que debería. Pero elegante en última instancia. Las bases sobre las que se cimenta son consciente y voluntariamente cafres; pero, sin ser en este caso algo que deba esconderse, el conjunto resulta agradable a la vista. Para rematarlo, no se puede decir que su protagonista, Aaron Paul, sea un héroe especialmente carismático, pero consigue parecer el chaval del bloque de enfrente con un algo que nos cae simpático y al que, aún sin conocerlo, le deseamos que la vida lo trate bien, a pesar de su aspecto descentrado (en fin, algo similar a lo que ocurría con su personaje de Jesse Pinkman en «Breaking Bad» (2008)).

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Non-Stop

La nueva película del catalán afincado en Hollywood Jaume Collet-Serra parte de la desacomplejada base del «si algo funciona, ¿para qué vas a cambiarlo?». Así, el director vuelve a la fórmula que tan bien le resultó en su anterior película, la perfectamente engrasada «Sin identidad» (2011). «Non-Stop» es nuevamente una cinta de acción-suspense clásico y que tira de un actor consolidado y de fiabilidad contrastada como es Liam Neeson  -que, por alguna curiosa razón, ha desarrollado con éxito su faceta de actioner una vez sobrepasados los cincuenta- para atraer masivamente al público a los cines. Parece que el gancho funciona.

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300: El origen de un imperio

«300: El origen de un imperio» es esclava de su predecesora, aspecto que ya se atisba en el título, y que queda rápidamente al descubierto cuando constatamos cómo (lógicamente), los protagonistas de esta secuela no son los mártires espartanos de Zack Snyder. Sin embargo, con toda la buena intención del mundo, el mismo Snyder, junto con Kurt Johnstad, escribe toda clase de guiños, referencias y conexiones entre las dos historias. Tal es el (innecesario) empeño, que llegan a perpetrar un pequeño atentado contra su propia integridad, al convertir, en aras de justificar la coherencia interna de la serie, a los heroicos bárbaros de Leonidas en estúpidos bárbaros suicidas. El resultado de tales esfuerzos es una cinta de estructura renqueante que, a pesar de su arranque lleno de imágenes espectaculares, es deficiente en su desarrollo.

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