Para completar nuestro recorrido por el festival, nos dedicamos a repasar algunas de esas historias de ver para creer y que, sorprendentemente -o no-, se inscriben de forma frecuente dentro del género documental. Año tras año el Americana nos ha dado alegrías en el terreno de la no ficción, así que una de nuestras claras elecciones a la hora de escoger las películas que veríamos fue Assassins de Ryan White. En su día oímos la noticia y algún que otro rumor sobre el asesinato de Kim Jong-nam, hermanastro de Kim Jong-un, pero un caso tan peculiar, acaecido en Malasia y relacionado con la política norcoreana, no iba a ser de los que ocuparan la primera línea de nuestras cabeceras durante demasiado tiempo. Assassins analiza el incidente con gran detalle, y se convierte en toda una guía de los acontecimientos y sus implicados, con acceso incluso a las perpetradoras del magnicidio, ofreciendo más de una sorpresa para el que no estuviera muy al tanto del caso, y desplegando sus diversas capas como una cebolla. Es una película estupenda, bien documentada, exhaustiva, que genera tensión, asombro, e incluso emociona. Sacia la curiosidad, pero va más allá del morbo y en última instancia adquiere verdadero valor humano, algo por lo que no habríamos apostado al inicio.
