Tal mes como hoy, en febrero de 1893, el famoso inventor y empresario estadounidense Thomas Alva Edison inauguraba el que es considerado el primer estudio de cine de la Historia, el Black Maria. Ubicado en West Orange, Nueva Jersey, las obras habían empezado en diciembre del año anterior, y tenían como objetivo establecer una base desde la que poder rodar material en abundancia para alimentar los kinetoscopios que el mismo Edison había fabricado en 1891.
El Kinetógrafo, aparato con el cual se filmaban estas películas primitivas, era una patente de Edison desarrollada junto con el fotógrafo W. K. L. Dickson, y puede que más de uno todavía no sepa que el famoso cinematógrafo de los Lumière, que acabaría por imponerse como estándar, no llegó hasta unos años más tarde, en 1895.
Mientras tanto, los Black Maria trabajaban a toda marcha filmando pequeños clips que respondían exclusivamente a ese concepto de barraca de feria que acompañó al cine durante sus primeros años: trucos de magia, señoritas ligeras de ropa, boxeo, piezas de vodevil… Diversos kinetoscopios fueron instalándose a lo largo y ancho del país, y finalmente Edison decidió abrir un nuevo estudio en Nueva York en 1901, lo que acabaría comportando la demolición de Black Maria en 1903. Todavía estaba por llegar la dura guerra de patentes que el mismo Edison desató alrededor de la producción y distribución cinematográfica, pero para entonces el cine ya había comenzado a dar pasos decididos hacia el fenómeno de masas en que iba a convertirse.
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