Tal mes como hoy, concretamente el 13 de septiembre de 2010, John Carpenter estrenaba en el Festival de Toronto su última película hasta la fecha, The Ward. Nueve años habían pasado desde su anterior largo, la controvertida -e infravalorada- Fantasmas de Marte, paréntesis tan solo amenizado por un par de capítulos para la serie de telefilms Masters of Horror (uno de los cuáles, El fin del mundo en 35 mm, colocaba en su centro al Festival de Cine de Sitges, que visitará este año).
En cualquier caso, el retorno con The Ward fue fugaz. La película tuvo una acogida tibia en el mejor de los casos, y un pequeño estreno comercial en julio del siguiente año no sirvió para que los números cuadraran: con un presupuesto estimado de 10 millones de dólares, tan sólo recaudó 1,2 millones. Tal vez el nombre de Carpenter no estaba hecho ya para los 2000s, y la fama de rebelde que le precede tampoco le debe haber puesto las cosas fáciles durante las últimas décadas.
Con este panorama, el creador de Halloween (1978), La cosa (1982) o En la boca del miedo (1994) aparcó la dirección de películas hasta nueva orden. Tras recuperarse del estrés que le producía el ritmo de trabajo de la industria cinematográfica, en los últimos años ha resurgido gracias a su faceta de músico (no olvidemos que ha firmado la mayoría de sus bandas sonoras), con el lanzamiento dos CDs de temas inéditos. Desconocemos si algún día John Carpenter se sentará de nuevo tras la cámara, aunque a estas alturas ya nadie espera proyectos eternamente olvidados como su adaptación del cómic Darkchylde, que venía siguiente en la lista allá por 2010. Pero la esperanza es lo último que se pierde.
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