Tras un pequeño receso, empezamos nueva jornada en Sitges con ánimo folclórico. Hemos escogido lo último del indonesio Joko Anwar, Impetigore, como primer contacto con su cine, y la cosa va de una chica que descubre que puede haber heredado una fortuna de su olvidada familia, y decide acercarse al poblado donde tenían su casa para ver si aquello la saca de apuros. La ambientación de Impetigore es probablemente lo más conseguido de la película, y tiene el plus de lo exótico para los que nos encontramos en las antípodas de los bosques y aldeas aisladas que retrata. Se puede captar el poder del misticismo, la tradición y las supersticiones que aquí se invocan. Pero también es cierto que Anwar no acaba de acertar a la hora de encarar las escenas más inquietantes. La película se va atascando poco a poco, y si bien el cuento maldito que descubre es entretenido, lo hace con recursos un tanto rupestres, con eternos flashbacks que pecan de exceso discursivo y que alargan el tercer acto hasta el cansancio. Lo dicho, al que le pueda el exotismo le parecerá atractiva; al que busque la nueva revelación del terror de maldiciones, tendrá que seguir probando en otro lado.
