Casa Asia Film Week 2015: Inauguración y demás

La pasada semana tuvo lugar en Barcelona una nueva cita festivalera. Interesados como estamos en la cinematografía oriental, nos dispusimos a sumergirnos en el joven certamen (con dos ediciones previas, la primera en 2011 y la segunda el año pasado) ilusionados. No vamos a negarlo, el resultado fue bastante decepcionante, dado el nivel medio de las películas que se proyectaron. Intercaladas, algunas obras con cara y ojos. Así pues, para no amargar al lector inútilmente, comentaremos brevemente las cintas, deteniéndonos algo más en aquellas que sí valieron la pena.

El festival se inauguró oficialmente con la última película de la directora china Ann Hui, que recibió el premio honorífico en la primera edición del Casa Asia. Lo cual no garantiza que toda su producción sea buena. Y es que, en The Golden Era, la Historia se come a la historia, y el retrato de la escritora contemporánea Xiao Hong en la China de los años treinta, con aires de fresco histórico, resulta muy poco agradecido. Hui parece tener miedo de acercarse a sus protagonistas, tal vez para asegurarse de que se vean los millonarios decorados sobre los que trabaja, y las intervenciones al estilo ‘testimonio’ de diversos personajes no hacen sino ayudar a que la pasión que desprende el relato sea la equivalente a la de un artículo periodístico. Algo sorprendente, teniendo en cuenta la delicadeza de su anterior Una vida sencilla (2011) o aquella joya que vimos en la retrospectiva de 2011, July Rhapsody (2002).

Salteando la programación, probamos suerte con alguna que otra película de la Sección Especial y la Sección Panorama:

La primera proyección resulta ser la más resultona de las que vemos. Se trata de una película iraní con buenas intenciones, Jazireh-ye rangin (The rainbow island), uno de esos relatos sobre personas cultivadas que ponen patas arriba un ‘tranquilo’ remanso de tradición. En este caso, la revolución es bastante sosegada: el doctor protagonista dedica su tiempo a enseñar a las mujeres de la isla mencionada en el título a dibujar con tierras de colores, explotando de forma constructiva el entorno en el que viven y generando negocio a raíz de la actividad turística en una comunidad, por lo demás, pobre. Más allá de los roces que aparecen con algunos habitantes, o de la propia figura del protagonista, el director Khosrow Sinai se preocupa más por el día a día de los personajes, algo de agradecer. El envoltorio es bastante clásico, pero el entorno en el cual está filmada la película le da un atractivo especial y, aunque al final se vuelve algo redundante y el desenlace es más bien flojo, el carácter humanista de la historia deja un buen sabor de boca.

RainbowIsland

Sin embargo, la filipina Sonata se atraganta cosa mala. Con un inicio que hace recordar a Persona (1966), con una cantante de ópera que se queda sin voz en medio de una actuación, la comparación se hace en pocos minutos insultante para la obra maestra de Bergman. En ésta, las vicisitudes del retiro de la artista se mezclan con las experiencias de un niño recién llegado al hospedaje. Los directores deben pensar que están haciendo una de Tornatore, pero lo suyo es más una mezcla entre telenovela venezolana e imitación barata de un coming-of-age cualquiera.

Por último, tenemos sentimientos encontrados con Ruin, una producción ambientada en Camboya, pero con dirección australiana. Lo cual explica seguramente las filigranas técnicas de la cinta, pero también le resta algo de valor como filme representativo de la cinematografía de su país. Y es que, si bien al principio esta huida desesperada de dos amantes promete ser la versión con sustancia de aquella Ruined Heart (Khavn, 2014) que vimos en el último Atlántida Film Fest, en su segunda mitad se queda atascada, sin saber aportar profundidad a la historia ni a los personajes, con un ensimismamiento muy propio de ciertas tendencias autorales con aires de suficiencia. Así, aunque visualmente es excelente, Ruin acaba quedando algo vacía. Una lástima, ya que los primeros tres cuartos de hora, en su absoluta austeridad narrativa y potencia cinematográfica, eran casi para enmarcar.

3 Respuestas a “Casa Asia Film Week 2015: Inauguración y demás

  1. Casa Asia Film Week utilizóa traductores y subtituladores voluntariospara la muestradesus películas, en lugar de contratar a traductores profesionales remunerados, como debería haber hecho. La subtitulación no es un pasatiempo, y esta actuación daña muchísimo a un sector ya de por sí bastante precario.

    Un saludo

    • Hola Milagros,
      Es una información interesante, y me pregunto si explica el porqué muchas de las películas se proyectaron subtituladas únicamente en inglés, algo que para un sector del público no será un problema, pero que cuesta de entender tratándose de un certamen celebrado en Barcelona.
      A la vez, la cuestión lanza preguntas incómodas al aire, como cuáles deben ser los límites a la hora de organizar un festival, cuando no hay unos recursos económicos adecuados para sustentarlo como corresponde. Lo que a la vez entra en conflicto con el valor que puede aportar al público amante del cine, al ofrecer la oportunidad de disfrutar de cinematografías que de otra forma no llegarían a nuestras pantallas.
      En cualquier caso, es evidente que un evento que se plantee de forma profesional debe estar armado con profesionales. Así pues, ánimos con vuestra lucha.

  2. Gracias por tu comentario. Es muy interesante lo que planteas, un evento profesional debe dotarse de profesionales, sí señor. Por cierto, muy interesante este blog.
    Este es el comunicado que emitió la ATRAE, la asociación de traductores a la que pertenezco. Te agradecería que lo difundieras.

    La subtitulación no es un pasatiempo
    Comunicado ante la subtitulación no profesional en el Casa Asia Film Week

    Una vez finalizado el festival de cine Casa Asia Film Week, que terminó ayer 15 de noviembre, la Asociación de Traducción y Adaptación Audiovisual de España (ATRAE) quiere mostrar su total disconformidad con la subtitulación no profesional a la lengua catalana de varias de las películas proyectadas en el festival, producto del llamamiento de los organizadores, Casa Asia y Cinemes Girona, en la Plataforma per la Llengua.

    Con este comunicado nos adherimos a los emitidos por la Associació Professional de Traductors i Intèrprets de Catalunya (APTIC) y la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana (AELC), en los que se rechaza una práctica que se aprovecha de aquellos que creen en la defensa y la promoción de la lengua catalana y que ha llevado a las salas de cine fansubs, subtítulos elaborados por aficionados de calidad no contrastada, con el pretexto de realizar la traducción al catalán de producciones audiovisuales con pocas posibilidades de distribución en nuestro país.

    Al igual que la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana, creemos que los festivales son una importante vía de acceso a la cultura, sector básico de nuestra civilización y muy maltratado en los últimos tiempos. ATRAE está a favor del altruismo y la colaboración, y no considera que los subtituladores y demás profesionales de la traducción audiovisual estén por encima de otras profesiones a la hora de ofrecer sus servicios de forma voluntaria en proyectos sin ánimo de lucro; sin embargo, consideramos importante hacer hincapié en la existencia de estupendos profesionales de la subtitulación que traducen a la lengua catalana y en la necesidad de que los festivales de cine incluyan en su presupuesto una partida que cubra todos los gastos de la subtitulación. La decisión de no remunerar económicamente la subtitulación da a entender que la traducción es un pasatiempo, no un servicio profesional que debe retribuirse de manera adecuada.

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