Efemérides: Colgados en Cannes

Tal mes como hoy, el 18 de mayo de 1968, se gestaba la cancelación de la vigésimo primera edición del Festival Internacional de Cine de Cannes. El ambiente en la calle estaba caldeado por la revuelta de estudiantes y trabajadores descontentos con las políticas de Charles de Gaulle. Mientras tanto, el festival, inaugurado el 10 de mayo, seguía su actividad, cada vez más entorpecida por las protestas y las alteraciones en los servicios públicos. Y finalmente, ese sábado 18, unos combativos Jean-Luc Godard, Claude Lelouch, François Truffaut, más acompañantes, comunican su intención de dar por zanjado el certamen en solidaridad con los manifestantes.

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La organización se opone inicialmente, y el tono va subiendo. Los instigadores de esta pequeña revuelta están además escocidos por la destitución del director de la Cinematèque Henry Langlois, que intuyen motivada por cuestiones políticas. Y más participantes se van sumando al boicot: Louis Malle, Roman Polanski, Monica Vitti y Terence Young se retiran del Jurado; Milos Forman y Carlos Saura sacan de la competición sus películas. Y así, llega la proyección, todavía programada, de Peppermint Frappé, dirigida por Saura. Y se acaba de liar: él y Geraldine Chaplin (protagonista de la película) se cuelgan de la cortina junto con Godard y Truffaut, una imagen que podría recordar a un Harold Lloyd sin el peligro acrobático. La cortina se rasga, parte del público se molesta, llegan los forcejeos y los golpes. Al día siguiente, el Festival es cancelado y el palmarés se declara desierto.

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Podría discutirse la trascendencia del gesto por parte de los cineastas en un certamen que lleva la contradicción en su mismo ADN, puesto que suele poner el foco en el aspecto social de sus películas mientras que exhuda elitismo y es considerado la Meca del glamour cinematográfico. Tras los incidentes, la organización declararía persona non grata a Truffaut, y se instauraría la Quincena de los Realizadores como un espacio abierto a la diversidad de talentos y procedencias, sin ingerencias políticas (y en la actualidad plenamente integrada en el ecosistema del festival). Pero al final, a esta pequeña revolución en Cannes tal vez se le pudiera aplicar aquello de «cambiar todo para que nada cambie»…

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