Tal mes como hoy, el 31 de enero de 1997, se re-estrenaba en cines La guerra de las galaxias de George Lucas. Y lo hacía con un éxito de público inaudito, probablemente debido al empuje de la audiencia que había visto el estreno original veinte años antes junto con aquel otro que únicamente había tenido la oportunidad de disfrutar la saga en el salón de su casa. El título se lanzaba bajo la etiqueta de Edición especial, lo cual implicaba una restauración del máster original, así como algunos cambios que, con el paso del tiempo, acabarían por proporcionarle una polémica fama y empezarían a granjearle enemigos a Lucas entre los aficionados a la saga galáctica.
El problema no venía de la limpieza y restauración del negativo original, así como de la remasterización del audio (en la cual se invirtieron 3 de los 10 millones que costó sacarle lustre a la película), sino de las modificaciones palpables en el contenido de la cinta. Algunas no parece que molestaran sobremanera al personal (se volvieron a filmar ciertas tomas de efectos especiales, se pulieron múltiples planos para disimular una técnica que ya había quedado anticuada), pero las que hicieron mella fueron aquellas que incluían la adición de elementos al material de origen: un par de planos completamente nuevos generados por ordenador, la inserción de criaturas digitales para rellenar ciertas imágenes, la adición de una escena eliminada que incluía a Jabba el Hutt o la modificación en el comportamiento de Han Solo que enfureció a toda una generación -provocando uno de los primeros fenómenos virales que uno recuerda, el ‘Han shot first’.
Así pues, una de cal y otra de arena. Un montón de gente pudo rever la trilogía en pantalla grande como a todos nos gustaría (El imperio contraataca se estrenaría en febrero y El retorno del Jedi en marzo) y posteriormente deleitarse con un lujoso pack de VHS en caja dorada. Lucas manifestaba que, ahora sí, Star Wars tenía el aspecto que él había deseado siempre, y de paso se abonaba el camino para su nueva trilogía de precuelas. Por otro lado, con el tiempo iría ganando peso la idea de que las modificaciones eran un tremendo error (y hay que reconocer que las más vistosas han envejecido tirando a mal), y los fans constatarían consternados cómo el creador de la saga condenaba a la desaparición a las copias originales de las películas, aquellas libres de cambios. Otros 22 años han pasado desde el estreno de las ediciones especiales, y ni están ni se las espera. Por el camino, los lanzamientos en DVD (2004) y en Blu-ray (2011) contuvieron pequeños cambios adicionales que, sobretodo en el segundo caso, traerían nuevos dramas al universo warie. Puede que nada de esto tuviera en el fondo demasiada importancia pero, como obra magna de la cultura pop que es, para millones de personas la tenía toda.