Apuró hasta final de julio, pero el día 31 de este mes, en el año 1933, el cineasta alemán Fritz Lang dejaba definitivamente Berlín, para no volver a pisar suelo patrio hasta bien entrados los años cincuenta. Ese mismo año, Goebbels le había ofrecido ni más ni menos que la dirección de la UFA, la macro-productora nacional, entonces bajo el control del partido nazi. El director de Metrópolis (1927) se negó, y la leyenda -alimentada por él mismo- dice que ese mismo día cogió un tren prácticamente con lo puesto, y salió del país mientras todavía podía, dejando atrás casi todo lo que tenía incluida su esposa, la guionista Thea von Harbou.
Por lo visto la cosa no fue tan rocambolesca, y en el pasaporte de Lang aparecen varias entradas y salidas del país previas a esta última en el mes de julio. Lo cual sitúa su marcha definitiva de Alemania cuatro meses después de la reunión privada con Goebbels (que, por otro lado, no dejó constancia de la misma en sus diarios). Por el camino, tuvo tiempo de divorciarse de von Harbou, que prefirió quedarse en casa, afín como era a los de la mano alzada. En París, Lang rodaría Liliom (1934), y de ahí daría el salto a Hollywood, que lo recibió con los brazos abiertos, y donde filmó gran parte de su obra, desde Furia (1936) hasta Los sobornados (1953), por poner sólo un par de ejemplos. El fugitivo todavía tenía mucha guerra que dar.