El Hobbit: Un viaje inesperado

Resulta difícil asumirlo para el que quedara prendado de la trilogía de «El Señor de los Anillos» (P. Jackson, 2001-03), pero «El Hobbit: Un viaje inesperado» no está a la altura de aquélla. Es una película notable, pero no alcanza el vuelo que se hubiera deseado. Cierto es que resulta entrañable volver a los paisajes conocidos, reunirse con los personajes queridos (algo muy en sintonía con la obra de partida). Peter Jackson abre su película con un prólogo a la altura de los que nos regaló hace unos años, en lo que parece ser una de sus especialidades. Se ve con agrado la extensa presentación de los personajes, no chirría la comicidad naif de la que hacen gala, resulta emocionante entrar en el juego musical que proponía la literatura de Tolkien. Se percibe, nuevamente, un trabajo de adaptación desde la admiración y el cariño, una producción cuidada hasta el más mínimo detalle.

Pero ¡ay!, Jackson y sus compañeros de andanzas tropiezan en la piedra más previsible, la que todo el mundo temía a la legua: la duración de su obra. Conforme avanza el metraje, resulta obvio que hay secuencias y tramas alargadas, en vocabulario contemporáneo, por encima de sus posibilidades. El ejemplo más claro, la principal adición a la historia original, traducida en la persecución de la Compañía por parte de una panda de orcos vengativos que ejercen el papel de Nazgûl, ante la ausencia de éstos (extremo subrayado desde el apartado musical, muy mal aplicado cuando llega el momento).

Bilbo se encuentra con su espada Dardo.

Resulta simpática, sin embargo, la presencia de personajes originalmente episódicos como el mago Radagast, que aporta un punto a la Disney que consigue -más allá de algunas escenas objetivamente sin pies ni cabeza- rebajar la solemnidad que la historia no demanda en este caso, pero que Jackson se resiste a abandonar por completo. Mientras los nuevos escenarios de Dol Guldur o las conexiones con «El Señor de los Anillos» -en ocasiones con leves detalles de planificación o actuación que resultan encantadores- son dignos de ser aplaudidos, la extensión de persecuciones y emboscadas, con situaciones que rozan los límites de lo razonable, rebajan el potencial del conjunto.

Sobre el 3D, resulta curiosa la mayor que se ha extendido vox populi en relación a su excelencia: se trata más bien -y para variar- de una herramienta tirando a superflua, que se disfruta, eso sí (y llegando a encandilar), en ciertos paisajes y planos generales que consiguen transmitir la magia del entorno y potencian la sensación de fantasía. Pero en el ‘plano a plano’ de la película, la estereoscopía se convierte en un elemento inadvertido, con imágenes más planas de lo esperado. Nada que comentar sobre el polémico ‘high frame rate’ (las famosas 48 imágenes por segundo), ya que el visionado fue con el paso tradicional a 24 fotogramas. Sólo apuntar las sospechas de que este nuevo formato, que se acerca a la fluidez del pretérito vídeo, sea posiblemente contraproducente, ya que la obsesión por el hiperrealismo no deja de ser, en sí misma y por concepto, contraria a la voluntad de espacio ‘mágico’ que persigue la ficción cinematográfica.

En última instancia, es posible que «El Hobbit: Un viaje inesperado» guste más desde la apreciación del trabajo y el detalle volcados en ella, desde la llamada al corazón aficionado, que desde el estómago, desde la emoción auténtica de una historia épica. Es aquí donde flaquea respecto a sus predecesoras, que soportaban la magnitud del exceso al que es aficionado el realizador sin problemas, y en muchas ocasiones beneficiándose de él.

Parece a todas luces una insensatez el último antojo del neozelandés de convertir la serie en trilogía, dada la experiencia de esta primera parte y observando el material disponible, lo que lleva a un escepticismo indeseado por parte de un aficionado con la máxima predisposición a disfrutar de la travesía. De cualquier forma, por el momento nos hallamos ante un viaje emocionante y agradable, en que la majestuosidad que Jackon ha otorgado a su versión de la Tierra Media continúa siendo innegable. Hasta que alguien diga lo contrario, el camino sigue y sigue.

6 Respuestas a “El Hobbit: Un viaje inesperado

  1. Coincidimos mucho. Respecto a lo de Radagast, para mí junto con el excesivo tono cómico de los enanos, algo que tenía asumido desde que vi como trataron a Gimli, es lo que más se resiente en toda la cinta.

    Los 48fps, me quito el sombrero, es como estár en pleno rodaje, salvo por la capacidad motríz de los personajes, acelerada en planos detalle. Gane en realidad en el entorno, y pierde en el resto. Por supuesto, como el 3D, no la hace mejor ni peor película.

    Para mí fue una película de aventuras bastante digna, con sus momentos acertados, pero como tú dices, no llega a lo que supuso la trilogía original.

    • Mientras que las salidas cómicas de Gimli en algunos momentos se me hacían molestas, en este caso no las encuentro fuera de contexto: la historia es un cuento infantil, estamos en un período de la Tierra Media más inocente y el hecho de que los enanos no sean un individuo sino un grupo se presta más a sacar su vena humorística de forma natural.
      Con los 48fps me asusta justo lo que tú dices: que parezca que estás en pleno rodaje. ¡De lo que se trata es de que estés en plena Tierra Media! En fin, tal vez es un tema de expresión; tampoco iré más allá porque no lo he comprobado.
      Desde luego, con lo pobre que está el panorama de las aventuras, aunque no sea ninguna maravilla, la película se recibe como agua de mayo.

      • El problema es que en algunos momentos, esa vena humorística es demasiado Disney .
        En efecto, digo rodaje por que es una película, para ser más exactos es como estár en la misma habitación con todos los enanos y Gandalf, lastima de esa celeridad en los movimientos.
        Yo creo que el problema, no es que no funcione bien como película de aventuras, sino que es la precuela de la mejor trilogía de la historia del cine, al menos para mí. Motivo por el que se esperaba algo mucho mejor de ella. Aún así espero que en las siguientes mejore algo la cosa.

  2. Todos esperábamos algo mejor… y la han cagado pero bien. No entiendo la manía de que todo tenga que sea hiper mega realista super ultra detallado, jejejeje… precisamente eso te saca de la Tierra Media con una patada en el culo que te hace alcanzar una velocidad de 48 fps.

    • Cuando hablamos de no cumplir, no creo que la culpa sea de lo detallado de la imagen, sino de temas argumentales. Aunque al contrario que a ti, no tanto como debiera, pero a mí me gustó.

  3. Pingback: El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos | PlanoContraPlano

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