Parece que agosto no es temporada alta en todos los sectores. Las distribuidoras son conscientes de que la gente está algo dispersa, y dejan caer un par de blockbusters, mientras dan por sentado que si tenemos un hueco sacaremos atraso de los anteriores. Y así nos encontramos, en preparación del próximo curso cinematográfico y la pre-temporada de premios:
Una de las mejores noticias de este mes es que Paco Plaza, uno de los directores patrios con más talento (aunque vaya de tapadillo) estrena película. Tras cinco años sin largo, desde la estupenda [•REC]³: Génesis, ahora presenta Verónica, que augura un nuevo intento de producir una obra completa, global (con vocación de gran público y sin ‘complejos patrios’, para entendernos), recurriendo sin embargo al imaginario local. Algo que ya le salió muy bien en la saga [•REC] y en su Cuento de Navidad (2005), y que veremos si consigue de nuevo el 25/8.
La otra aparición estrella en las pantallas de agosto es la de Soffia Coppola, que aunque parece que ha perdido combada y nunca ha vuelto a alcanzar las cotas de prestigio que obtuvo con Lost in translation (2003), estrena el viernes 18 La seducción, un drama de época ambientado en la Guerra Civil Americana del que hablaremos en breve, pero que ya os podemos avanzar que nos ha encantado.
Más allá de ésto, hay dos productos made in Hollywood con potencial de buenos pasarratos para una tarde cualquiera tras la playa. Charlize Theron demostró su capacidad para llevar el peso de la acción en Mad Max: Fury Road (2015), y se ha dado prisa en aprovechar ese potencial filón con Atómica, que huele a entretenimiento sin fondo alguno, pero ideal para desconectar. Se estrena el mismo 4/8. La otra opción es El otro guardaespaldas, horrible traducción para un título que juntará en una comedia de acción a Ryan Reynolds y Samuel L. Jackson. Tras ver el trailer, puede que nos llevemos una pequeña alegría, algo que podremos corroborar a partir del 25/8.
Nos quedamos finalmente con dudas de cara a dos títulos, uno para reír y el otro para llorar. Abracadabra de Pablo Berger, que se estrena ahora mismo (4/8), juega a la comedia usando la baza del histrionismo, así que es difícil saber por dónde le habrá salido la jugada. A su favor tiene que lo último que dirigió fue una cosa tan bonita como Blancanieves (2012). Por su parte, Ana, mon amour, huele a película deprimente por todos lados. Ahora bien, puede ser genuinamente intensa a nivel emocional, e incluso le dieron un premio en el pasado Festival de Berlín. Será la nota ceniza que cierre nuestro verano cinematográfico, de nuevo el viernes 25.