Estamos en plena temporada de viajes, y una buena forma de prepararse antes de salir de casa, entretenerse si no se va a tener la oportunidad de hacerlo o prolongar la experiencia una vez de vuelta, es imbuirse del lugar en cuestión a través del cine que lo ha utilizado como escenario. En esta ocasión, nos vamos a centrar en Irlanda (adivinen el destino vacacional del que escribe) y escogeremos cuatro películas, de las muchas que podríamos, que compendian el carácter del país, o como mínimo nos dan puntos de vista suficientemente variados como para que el acercamiento sea lo más rico posible. A partir de ahí, cada uno es libre de seguir explorando. De eso se trata el viaje.
El hombre tranquilo (John Ford, 1952)
Sean Thornton (John Wayne), vuelve desde Estados Unidos a su Irlanda natal para cambiar de vida. El choque sentimental que experimentará con la bella Mary Kate Danaher (Maureen O’Hara) es de los que hacen historia. Ford dotó al filme, rodado en Cong, en el condado de Galway, de un romanticismo que enamora, unos colores imposibles y unos personajes inolvidables. Teniendo en cuenta que el equivalente actual sería Bajo el sol de la Toscana (A. Wells, 2003) se hace aún más evidente que nos encontramos ante una cumbre absoluta del cine.
El secreto del libro de Kells (Tomm Moore, Nora Twomey, 2009)
El Trinity College de Dublín guarda en sus archivos el Libro de Kells, uno de los más destacados manuscritos medievales, proveniente de la población que le da nombre, a 65 kilómetros de la capital. El secreto del libro de Kells es una interpretación libre de sus orígenes, que se remontan al siglo IX, a través de los ojos de un joven fraile, confinado en la abadía bajo la amenaza permanente de las invasiones vikingas. Se trata una pieza de animación que transpira cariño y amor por el detalle, y que consigue explotar cada euro invertido para ofrecer una producción que nada tiene que envidiar a las de mayor presupuesto.
Hombres de Aran (Robert J. Flaherty, 1934)
Al este de Irlanda se encuentran las islas de Arán. Su paisaje es desolado, azotado constantemente por el oleaje y con apenas terreno cultivable. El padre del documental (con perdón de los pioneros del cine), se trasladó allí para filmar su tercera película larga, y colocó ante la cámara a una familia ficticia para retratar el duro estilo de vida tradicional, que ya por entonces se encontraba prácticamente extinto. Aunque de ritmo algo moroso, Hombres de Aran sigue estando lleno de grandes secuencias y del humanismo de Flaherty, y tiene ese sabor del cine irrecuperable.
Los Commitments (Alan Parker, 1991)
Ambientada en la misma capital, Dublín, Los Commitments es una de las películas más apreciadas por los propios irlandeses, y de las más exportadas de su filmografía. Este retrato urbano de ambiente obrero y alma musical es directo, cercano, creíble. Muchos recordarán la versión de Mustang Sally que ameniza la banda sonora, dominada por el soul, otros podrán reconocer a un jovencísimo Glen Hansard (Once, 2006) y es en definitiva una película con energía, que vale la pena recuperar como colofón a este pequeño ciclo.