La nueva película del catalán afincado en Hollywood Jaume Collet-Serra parte de la desacomplejada base del «si algo funciona, ¿para qué vas a cambiarlo?». Así, el director vuelve a la fórmula que tan bien le resultó en su anterior película, la perfectamente engrasada «Sin identidad» (2011). «Non-Stop» es nuevamente una cinta de acción-suspense clásico y que tira de un actor consolidado y de fiabilidad contrastada como es Liam Neeson -que, por alguna curiosa razón, ha desarrollado con éxito su faceta de actioner una vez sobrepasados los cincuenta- para atraer masivamente al público a los cines. Parece que el gancho funciona.
En cualquier caso, si algo se puede decir de «Non-Stop» (y que, según como se mire, puede considerarse positivo o negativo) es que no suelen verse películas en las que las expectativas encajen de una forma tan ajustada, casi al dedillo, con lo que finalmente ofrecen. En un movimiento inteligente, los guionistas incorporan los cuatro clichés de género -molestamente de rigor, pero necesarios para la historia- al inicio del relato, de forma que, conforme éste avanza, pueden purgar sus pecados a ritmo de giro y de acción non stop (efectivamente) que, si bien no siempre parecen cien por cien coherentes, sí suelen resultar efectivos. El conjunto se beneficia de alguna que otra filigrana estilística de Collet-Serra (las nuevas tecnologías empiezan a integrarse de manera cada vez más natural en las formas cinematográficas) y, sobretodo, de su capacidad para mantener un ritmo frenético pero ordenado.
Definitivamente, la base de «Non-Stop» impone serias limitaciones (ese espacio único del avión, sus trillados mimbres) que no llegan a superarse por completo, convirtiendo la película en un entretenimiento intenso -hay momentos en que realmente el héroe parece estar al borde del abismo, el último tramo tiene pasajes de infarto- pero también olvidable. Efectiva gracias a su carencia de pretensiones, este relato al estilo Hitchcock-Christie, con cuatro ostias y a ritmo de Wassap, pasa volando tanto durante como después de su visionado.