Crónica Sitges 2013: Entremeses

Una imagen que hemos tenido que repetir cada día del festival.

Los días laborables han sido para servidor de más difícil acceso al Festival que en las dos anteriores ediciones. Aún así, podemos aportar la opinión sobre algunas películas que sí hemos podido ver, a pesar de que las decepciones estén abundando más de lo que debieran… Allá van unas notas al respecto:

«A field in England» no es una película para ver a las 8:30 de la mañana. La gran pregunta es si se trata de una película para ver en algún momento del día. Y, aunque no puedo responder con un 100% de fiabilidad, ya que tras la primera media hora decidí que era lícito dormirse, me temo que la respuesta fuera negativa. Rodada con un estilo que no parece el más adecuado para la historia, con una fotografía en blanco y negro muy poco lucida (cosa a la que no ayuda el formato digital de bajo presupuesto) y de desarrollo anodino, el tramo final se llena de unas estroboscopias, sobreimpresiones y multiplicaciones de la imagen que aportan mayor interés, pero que no levantan el conjunto. Para collages locos, nos quedamos con los muy estimulantes de «The Lords of Salem» (R. Zombie) el año pasado.

«V/H/S 2» es una gratísima sorpresa (anunciada). La antítesis de lo que fue «The Jungle» hace unos días, este compendio de relatos cortos ligados por Simon Barrett demuestra lo que puede dar de sí el metraje encontrado en buenas manos. Aunque el segmento inicial, «Phase I Clinical Trials» de Adam Wingard, tiene su gracia, realizando una suerte de versión cibernética de «The Eye» (Pang Bros., 2002), no es hasta la divertidísima «A Ride in the Park» (Eduardo Sánchez y Gregg Hale) que se desatan los aplausos en la platea. Seguramente, la mejor película de zombis que podrá verse en esta edición. La cosa acaba de ponerse por las nubes con la loquísima y desatada «Safe Haven» (Timo Tjahjanto y Gareth Huw Evans), la joya más completa del conjunto, y el final de fiesta viene a cargo de Jason Eisener, con «Slumber Party Alien Abduction», un inquietante y caótico encuentro en la cuarta fase que bebe de «Expediente X» (C. Carter, 1993), pero también de las antiguas películas de ciencia ficción de serie B. Con tal nivel de diversión, poco importa que no sea del todo fiel a su propia premisa, pues es evidente que la calidad de imagen de los distintos cortos es muy superior a la que se obtendría de una copia en nostálgico VHS.

Fiesta colectiva en el segundo segmento de la película.

«Possession» vuelve a hacer que el sueño se apodere de las butacas (como mínimo de la de un servidor) e incluso se produzca alguna deserción en la sala. La película de Brillante Mendoza, anunciada a bombo y platillo, es poco menos que insufrible: con una vocación documental que la lleva a la planificación sin criterio ni matices, una fotografía realmente fea (que no feísta) y un desarrollo soberanamente cansino, tiene todos los números para considerarse lo peor del festival. La única imagen realmente interesante (de hecho, con mucha fuerza), es la de una serpiente saliendo de la vagina de la protagonista. No tengo problema en despedazar este detalle, porque tampoco creo que valga la pena perder el tiempo en el resto. Lo que no quita que, tras lanzar un tímido silbido (¡se oyen aplausos simultáneamente!) me sienta algo culpable, porque creo que en el palco a mi izquierda está sentado, con unas inexplicables gafas de sol, el mismo Mendoza. O tal vez no, tal vez es manía persecutoria.

«Real» de Kiyoshi Kurosawa termina decepcionando. Es el segundo caso en el que dan ganas de hacer referencia a «Origen», en esta ocasión con mayor razón de ser, dado que la historia se basa en los viajes al subconsciente de una persona que se encuentra en coma. Toda la primera mitad de la película es excelente, con una puesta en escena impecable y una fotografía estupenda (frente a las otras producciones digitales que nos hemos cruzado). Pero Kurosawa no se ha dado cuenta de que vienen a comer cinco, y ha hecho paella para diez. Aunque el primer giro de la película es asumible para el espectador, llega muy tarde (demasiado como para no percibirse algo tramposo), pero es que la cosa se sigue alargando y alargando, hasta un último acto que explota una imaginería por momentos ridícula. La contención hubiera sido un arma inmejorable para Kurosawa, pues sus excesos aportan frescura al inicio, pero se desbordan sin remedio al final.

Mucho mundo interior en "Real".

«Europa Report» es otro found footage (desde luego la fórmula se encuentra en plena forma), en esta ocasión abordado desde la perspectiva científica. El viaje espacial que nos narra Sebastián Cordero es sin duda fiel a su fórmula, pero uno se pregunta si tal fórmula es la mejor para el desarrollo de la misma película. La mezcla de técnicas (formato cinematográfico tradicional más cámaras a bordo) parece una solución que hubiera permitido potenciar los momentos de mayor intensidad emocional y conseguir un relato más libre, no tan sujeto a los corsés que los mismos artífices del film se han impuesto, tal vez sin necesidad. Aunque en algunos momentos transpira esa pasión científica por el descubrimiento (y merece mención especial la escena de la reparación de la nave), esta búsqueda de vida en el espacio exterior acaba por saber a poco. Hemos contactado en otras ocasiones con resultados más estimulantes. Por cierto, aún me estoy cuestionando el inexplicablemente caótico arranque de la cinta.

«On the job«, por último, vuelve a ser otro de esos thrillers plenamente disfrutables. Infinitamente más recomendable que la anterior propuesta llegada de las Filipinas, la película de Erik Matti hace gala de una ambientación impecable y una trama de traiciones, corruptelas y gangsterismo que engancha de forma efectiva. La constelación de personajes que pueblan «On the job» es variada, y un reflejo de los diferentes estratos de la sociedad filipina. Un conjunto de situaciones, escenas y resoluciones poderosas, con carga crítica pero a la vez transparente (y acompañadas de una excelente banda sonora), que minimizan los defectos de la película, construída de forma más accesible que la india «Ugly». El público aplaude sin reservas. Muy recomendable.

Como en todo policíaco, los chicos lo pasan bien corriendo.

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