Lo peor de «Mátalos suavemente» es haber visto tantas historias sobre mafia: gángsters de mucha y poca monta, rateros, traficantes y camellos, puteros, empresarios corruptos… Toda clase de personajes y tramas que hacen que ninguna parezca novedosa. Y, hasta cierto punto, es verdad que no hay gran cosa nueva en la cinta de Andrew Dominik, más allá de una historia rodada de forma interesante -la última renovación importante del género ya la hizo Quentin Tarantino a principios de los noventa. Pero sí hay algo que la destaca sobre el montón.
Y es que, si en cuestión de cine mafioso/criminal habíamos pasado del clasicismo inicial a una fase crepuscular, de desmitificación del delincuente, parece que ahora se da un paso más, profundizando directamente en su dimensión patética. Mientras que (Tarantino a parte) Guy Ritchie empezaba a plantear ésto desde la vertiente más cómica -y amoral, mezclándolo en ocasiones con su visión más cool (véase «RocknRolla», 2008)-, Dominik opta por la versión más descarnada, en que las debilidades de sus personajes quedan expuestas de forma cruda y sin posibilidad de redención. Las formas del director son sorprendentemente secas, rehuyendo la conexión emocional, y con un par de secuencias realmente duras, amén de otras muy creativas visualmente, aunque únicamente salpiquen la película (en ocasiones cayendo en el exceso).
En cualquier caso, el espectador puede quedarse con una colección de diálogos más o menos interesantes sobre sexo, putas, traiciones y condicionales, pero la verdadera revelación es la que subyace bajo esta ristra de anécdotas y confesiones. Lo mismo que ocurre en la construcción de los paralelismos con la realidad política y económica de un país, llevado a cabo en esta ocasión de forma algo insistente, menos brillante. Únicamente al final de la cinta, en que se verbaliza la tesis de la misma, esta herramienta adquiere toda su fuerza, cerrando la historia de forma ejemplar, y dándole a su conclusión una carga ideológica que, hasta el momento, la película no había sido capaz de concretar.