Lo máximo que se podría aventurar sobre la estructura global de la obra de Quentin Tarantino es que consta, hasta el momento, de dos etapas diferenciadas pero ciertamente cercanas entre si, en cuanto igualmente personales y coherentes con un universo conjunto: la primera sería la que va de “Reservoir Dogs” (1992) a “Jackie Brown” (1997); la segunda, desde el ‘retorno’ con “Kill Bill” (2003-2004) hasta la que ahora nos ocupa. “Django desencadenado” sigue pues la estela de las últimas obras del director, con una narrativa más despegada del argumento, de tiempos más dilatados, con menor peso de la palabra y un denominador común temático: la venganza como centro absoluto de la trama. En esta línea, “Django desencadenado” es un relato en que al autor cada vez le importa menos la historia y más la construcción de la película, algo que se refleja, ya desde la aventura de artes marciales, en el ingente y evidente uso de referentes cinematográficos previos.
Por lo tanto, sería ingenuo pensar en la última cinta del realizador únicamente como un homenaje al ‘spaghetti western’, ya que está conformada por un popurrí de elementos, por una fusión de géneros que es al fin y al cabo definitoria de su obra. La presentación es excesiva en todos los sentidos: resulta evidente que Tarantino hace la película que le viene en gana y ese es su mayor baluarte, lo que lo hace tan atractivo al espectador. “Django desencadenado” es, tanto o más que nunca, loca y desatada, clásica en ocasiones y profundamente moderna y ecléctica en muchas otras. Un exceso que abarca desde la selección musical -realmente chocante por momentos- hasta la duración, a todas luces exagerada, pero solucionada con un mejor ritmo que en su anterior “Malditos bastardos” (2009), y por lo tanto colocando a la presente por encima de aquélla.
En este viaje del héroe, un inmenso Jamie Foxx -tan inmenso como el resto del reparto, con mención a parte para Samuel L. Jackson-, Tarantino se muestra de nuevo (y quien no lo haya asumido a estas alturas, que se vaya retirando de la sala) radicalmente amoral. Su cine justifica sus recursos visuales, es una obra alimentada por sí misma. Hablar a estas alturas del significado profundo o las consecuencias sociológicas de su violencia es no haber sido capaz de procesar la filmografía del director. Quedar dentro o fuera de ella es opción de cada uno, pero las reglas del juego son claras.
Y en esta ocasión, esas reglas, comandadas en primer término por la libertad en la forma (y por lo tanto en el fondo), producen la que seguramente es la defensa más contundente de la población afroamericana que ha visto el cine. Más contundente en cuanto la más radical, por esa misma falta de complejos y la intensidad dramática que ésta le permite alcanzar. No sólo eso; Tarantino lidia en esta ocasión con dos tipos de violencia: la habitual en su cine, deliberadamente grotesca, con cierto componente lúdico-sádico, y la reivindicativa, la que retrata la injusticia, igualmente excesiva pero contrastada con un mensaje no presente hasta ahora en sus películas, y que por tanto amplifica su impacto sobre la audiencia. La una lleva a la otra, y la otra a la una, culminando en una catarsis que difícilmente puede resultar indiferente al espectador. Definitivamente, el ofendido Spike Lee debería hacérselo mirar.
Para acabar de completarlo, Ángel Sala deja caer la siguiente reflexión:
http://elblocdelangelsala.blogspot.com.es/2013/01/a-proposito-del-ultimo-tarantino.html
No hace falta un análisis tan sintáctico para llegar a la conclusión de que la película no es racista, sino todo lo contrario.
Sólo hace falta verla, ni más ni menos. Y tener una mínima capacidad/voluntad de discernimiento, claro…
Por supuesto, no se puede opinar sin saber bien de que va la cosa.
La forma de Tarantino de justificar la violencia siempre suele ser el ojo por ojo… y puede que donde sea más gratuita (sin entrar en excentricismos de la forma) sea en Pulp Fiction.
Me costaría escoger la más punky en ese sentido, porque «Kill Bill vol.1» tiene unas cuantas tazas. XDD
Ya, ya… pero dentro de su rareza queda integrada y justificada. Me vengo a referir que en Pulp Fiction hay momentos de violencia que están «menos justificados»… por violencia exagerada gana Kill Bill xD
Hombre el choque de Death Proof no es moco de pavo, en cuanto a violencia se refiere.
Esto empieza a requerir de un ránking de momentos sanguinolentos. Os lo dejo a los Criticonos 😉
Seguro que Machete estará encantado de hacerlo xD
Ranking de escenas sanguinolentas. Contiene spoilers
1º Choque Frontal en Death Proof
2º 88 maníacos vs The Bride (Uma Thurman) en Kill Bill
3º corte oreja en Reservoir Dogs
4º Mamba negra vs The Bride (Uma Thurman) en Kill Bill
5º primer acto completo de la venganza de Django (cuando Schultz le da la mano a Calvin), aunque cualquiera de los otros momentos calcados, vale.
6º Vincent disparando accidentalmente en el coche en Pulp Fiction.
7º Vincent acribillado al salir del baño en casa de Butch.
8º Masacre en el cine de Shosanna Dreyfus en Malditos Bastardos.
9º Aldo Raine haciendo la esbástica en la frente a sus victimas en Malditos Bastardos.
10º Q-Ren Ishii cargandose a un miembro de los yakuzas en Kill Bill
11º Ordel cargandose a Gara en la furgoneta en Jackie Brown
12º Mr.Orange muriendose toda la película en Reservoir Dogs
¡Bravo! Un día las discutimos animadamente.
Cuando usted quiera, pero igual terminamos como en Django…XD
Y los «»88 pistoleros» que se carga Django 😉
La he puesto en el quinto puesto.
Pero como sanguinolenta la escena sería Django vs los 88 pistoleros 😉
Es que me refiero a esa escena. Desde que Schultz le da la mano y se vuelve loco, es un no parar.
O sea que ya la has visto finalmente… ¿Te gustó o no?
Bueno, si… pero sólo para una vez, creo que se hace demasiado larga. Hay cosas que me gustaron mucho, mucho, mucho… pero hay otras que no me gustaron y me da rabia. Eso si, tengo la puta cancioncilla del inicio en la cabeza, jajajajaja.
A mí me ha pasado como en Malditos Bastardos, la primera me moló, pero vuelta a ver, lo ha hecho un poco más. Y seguro que aún tiene que ‘crecer’ un poco más. Con Malditos cada visionado ha ganado puntos desde que la vi por primera vez. Yo tengo la de Jim Croce, que es cuando van cabalgando camino a las montañas en invierno. Pero tiene otros temas muy destacables también. Cada vez que escucho el soundtrack, me dan ganas de ver la película.
Curioso, a mí «Malditos bastardos» me gustó menos la segunda vez que la vi. El efecto cine me puede. Pero como ya he dicho, considero ésta mejor, a ver qué ocurre cuando vuelva sobre ella. Ya lo decía Anakin: ‘Cuanto más cerca estoy de ti, más crece’.
Con las dos me pasa lo mismo, hay cosas que me gustan mucho y otras que no… pensando en ellas no sabría decir si una es mejor que la otra, aunque me pueda más la estética western que la bélica. No me acordaba de la analogía de Anakin… ¿pero no se refería a la agonía de estar cerca de ella y no poder amarla?
No voy a entrar en gustos personales, pero en cuestión de guión, el de Malditos Bastardos es mejor. Lo cual no significa que Django no me guste por igual que su antecesora.
Como me encantaría que se generaran debates de estos en todas las entradas. XD
Depende de la película se pueden generar en mayor o menor medida.
Y en horarios extraños como hoy xD
Horarios de apunto de irse a trabajar 😦
El guión de Django es muy flojo, son otras cosas las que me gustan.
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